sábado, 10 de marzo de 2012

Albert Einstein


Por mucho que ingirió brebajes
de niño era un patoso;
disléxico era el mocoso
y de mal aprendizaje.

Pero algo sucedió
y se produjo un milagro
y en un día no aciago
su bombilla se encendió.

No le cayó en la cabeza
ningún fruto inspirador
sino que desde su interior
algo actuó con presteza.

Y con ese aspecto ajado,
con despeinada melena,
un traje que daba pena
y porte desaliñado,

Consiguió con gran acierto
y mucha dosis de humildad
descubrir una gran verdad
que rige en el Universo.

Y la intuición le llegó
cuando en la estación del tren
esperando en el andén
él observaba un reloj.

Y aunque parezca tontería,
a la vista de ese objeto
Albert se autoimpuso un reto
y formuló una Teoría.

Teoría hoy llamada
de la Relatividad,
y para la Humanidad
supuso nueva alborada.

Albert Einstein (1879-1955)

  José M. Ramos. Cádiz, 30 julio 2011