sábado, 10 de marzo de 2012

Casta


Cuando a Casta bautizaron,
un día del mes de abril,
el agua de bendecir
los párrocos olvidaron.

Más tarde, cuando brotaba
la flor de su castidad,
un mocito de su edad
de cuajo se la arrancaba.

Y a Casta tanto gustó
el proceso de extracción
durante su floración,
que pérdida no lloró.

Y de Lugo a Marrakhés,
podemos fuerte gritar,
sin temor a difamar,
que Casta, casta no es.


José M. Ramos. Tarifa, 22 de julio de 2011