viernes, 9 de marzo de 2012

Catulle Mendès

Poeta hoy desconocido,
de ascendencia portuguesa,
nacionalidad francesa
y de religión judío.

El Parnaso fue su guía
y esa escuela lo absorbió,
componiendo con pasión
multitud de poesías.

Nunca venció la fatiga
y escribió varias novelas,
y ejemplo de una de ellas
es Las madres enemigas.

El relato breve tocó
sazonado de erotismo,
y tal vez por eso mismo
fue un género en el que triunfó.

También se dedicó a imprimir
y a fundar nuevas revistas
donde todos los artistas
comenzaban a surgir.

Mucho le deben autores
que si Mendès no existiera,
tal vez no se conocieran
y se hubiesen muerto pobres.

Y a Mendès reconoció
incluso Rubén Darío,
parnasiano de tronío,
que un soneto dedicó [1].

Discípulo de Gautier,
que lo acogió con bondad,
al igual que Maupassant
lo fue también de Flaubert.


 Aunque Mendès fue más lejos
y a la hija del maestro
con arrojo y muy dispuesto
conquistó y tiró los tejos [2].

Su muerte fue violenta
y causó gran impresión
pues su agonía duró
y fue de manera cruenta.

Mendès iba adormilado
en el tren hacia su mansión
cuando advirtió una detención
y creyó haber llegado.

Y al bajarse del vagón
comprobó horrorizado
que su pie se había enganchado
en las ruedas del convoy.

Como nadie se percató
y el tren reanudó su marcha,
al túnel llegó la Parca
y desangrado murió.

Hoy su obra no se lee,
el tiempo la fue olvidando.
Yo la estoy recuperando
y divulgo en Internet.  [3]

Catulle Mendès (1841-1909)

José M. Ramos. Cádiz, 26 julio 2011

[1] Puede ajustarse al pecho coraza férrea y dura;//puede regir la lanza, la rienda del corcel; //sus músculos de atleta soportan la armadura... //pero el busca en las bocas rosadas leche y miel. //Artista, hijo de Capua, que adora la hermosura, //la carne femenina prefiere su pincel; //y en el recinto oculto de tibia alcoba oscura //agrega mirto y rosas a su triunfal laurel. //Canta de los oaristis el delicioso instante, //los besos y el delirio de la mujer amante, //y en sus palabras tiene perfume, alma, color. //Su ave es la venusina, la tímida paloma. //Vencido hubiera en Grecia, vencido hubiera en Roma, //en todos los combates del arte o del amor.   (A Catulle Mendès. Rubén Darío, 1890).
[2] Se casó con Judith Gautier, hija de Théophile Gautier, aun con la oposición de este último.