domingo, 11 de marzo de 2012

El almohadón de plumas

Basado en el relato de Horacio Quiroga, “El almohadón de plumas”

Tras una gran borrachera,
mientras dormía la “mona”,
noté un picor en la zona
detrás de mi cabellera.

Como de ron iba ahíto,
no sentí dolor alguno,
aun resultando importuno
el ataque de un mosquito.

Mas cuando me desperté,
con gran dolor de cabeza,
descubrí una aspereza
cuando la nuca toqué.

Aquello no fue picadura
de algún insecto ordinario,
y el espejo del armario
me mostró una mordedura.

Y regresé a la hamaca
porque me encontraba mal,
en un estado fatal,
sin duda por la resaca.

Pero cuanto más dormía,
teniendo mil pesadillas,
me temblaban las rodillas
y más débil me sentía.
Fue cuando advertí la almohada
que mi cabeza acogía:
parecía que crecía
y que estaba más hinchada.

Con un cuchillo afilado
su cobertura rasgué.
Atónito me quedé
y también horrorizado.

Pues la almohada contenía
un ácaro repulsivo
rojo, gordo y bien nutrido
con la sangre que extraía.

Y desde ese día aciago
he dejado de beber;
un vaso de agua al comer
es la excepción que ahora hago.

Dado que la satisfacción
que hizo al bicho disfrutar,
y que le impidió parar,
más que la sangre fue el ron.


José M. Ramos. Pontevedra, 23 diciembre 2011