domingo, 11 de marzo de 2012

El lobo y la oveja

En un cruce de caminos
un lobo encontró a una oveja,
que por no ser fea y vieja
a ella unió su destino.

La oveja no era precavida,
el lobito era inocente
y en vez de hincarle su diente,
él la invitó a su guarida.

Los primeros días pasaron
y compartieron camastro.
No se tiraban los trastos
y pronto se acomodaron.

Pero un invierno muy frío
en el que no había alimento,
para buscar el sustento
el lobo se vio perdido.

La oveja se conformaba
con líquenes de las rocas
mas nada entraba en la boca
del cánido que ayunaba.
Y fue la naturaleza
quien dirimió la cuestión
haciendo al lobo un felón
y una víctima a la oveja.

Y pese al amor tan fuerte,
que uno al otro profesaban
de lo profundo emanaba
instinto superviviente.

Se la comió sin clemencia
y mientras era devorada,
dócil y sacrificada
no le opuso resistencia.

Y aunque el cuento mal te deja
has de reconocer
que lo que tienes que hacer
es no ser como una oveja.

¿Y cuál es la moraleja
de este relato tan cruento?
Pues que llegado el momento,
elijas bien tu pareja.

José M. Ramos. Pontevedra, 25 diciembre 2011