domingo, 11 de marzo de 2012

¿Fue un sueño?


Basado en el relato “La morte” de Guy de Maupassant

En fecha indeterminada
me dirigí al cementerio
para ahondar en el misterio
de la inmersión en la nada.

Era tal mi desamparo
al no encontrar solución
a esta meditación,
que las puertas se cerraron.

Pues me olvidé de la hora
y encerrado quedé.
De entrada no me asusté
¿qué podría hacer ahora?

La claridad declinó,
y buscando solución
a mi triste situación,
la noche allí me encontró.

Como no soy timorato
creí que sería capaz,
en donde reina la paz,
de echarme a dormir un rato.

Y tumbado en una losa
de la que ignoraba el dueño
comienza a invadirme el sueño
como el que no quiere la cosa.

Mas de pronto me despierta
un ruido sospechoso.
Me levanto presuroso
con los sentidos alerta.

Y comprobé horrorizado
que de las tumbas contiguas,
tanto nuevas como antiguas,
salían los sepultados.

Hombres, mujeres y niños.
Mis miembros atenazados
todo el cabello erizado,
castañeando los piños.
Entonces pude observar
que toda esa espantosa gente
me ignoraban totalmente
y que erraban al azar.

Un esqueleto tomó
en su mano descarnada
una teja desgastada
y este epitafio escribió:

«Yo era un hombre malvado
que maltrataba a mi esposa
y ahora peno en mi fosa
hasta poder ser juzgado.»

«Oh, Dios mío yo te pido,
–escribió otro esqueleto,–
que perdones mi secreto:
¡Engañé a mi marido!»

Y llegando de uno en uno,
aquellos muertos vivían
y epitafios escribían
en aquel caos nocturno.

A la mañana siguiente
un guarda del camposanto
al ver mi cara de espanto
se mostró benevolente.

Y cuando le confesé
lo que había acontecido,
no se mostró sorprendido
al no ser la primera vez

que un incauto como yo,
que es entusiasta de día,
de noche allí padecía
una crisis de terror.

Y pese a su faz resignada
enarbolando las cejas,
en el suelo vi una teja
recientemente raspada.

José M. Ramos. Pontevedra, 11 noviembre 2011