sábado, 10 de marzo de 2012

Los amantes


La luna estaba en lo alto
la cánula nos envolvía,
los mosquitos nos comían
tomándonos al asalto.

Cerca del arroyuelo
se oyeron croar las ranas
y un búho sobre una rama,
alzó presuroso el vuelo.

Yo me mostraba atrevido,
tú te dejabas hacer,
y en fugaz ver y no ver
ya no tenías vestido.

Y nos sentíamos presos
de ese ambiente acogedor,
disfrutando del amor
que nos brindaban los besos.

Y sin previo aviso alguno
yo te cubrí con mi manto
pues apagó aquel encanto
un granizo inoportuno.
Y empapados bajo el cielo
que amenazaba caer,
comenzamos a correr
bajo bolitas de hielo.

El fragor de la pasión
quedó en un segundo plano,
pues el asunto era vano
ante el brutal chaparrón.

Y es que la única cura,
para bajar efusiones,
es que vengan nubarrones
y baje la temperatura.

Y si un poco tú me apuras
un consejo te daría:
date una ducha bien fría
para evitar calenturas.

José M. Ramos. Pontevedra, octubre 2011

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