sábado, 10 de marzo de 2012

Pontevedra finisecular


A la Pontevedra finisecular
del siglo decimonono,
esta semblanza yo entono
para a esta ciudad honrar.

No hubo en Galicia una igual
villa, pueblo o pedanía
más plena de poesía
y baluarte cultural.

Said Armesto y sus amigos,
los hermanos Muruais
y cuantos imagináis
sin haberlos conocido.

Y la cultura en la villa
creció cual mata de yedra
haciendo de Pontevedra
de España, una maravilla.

Fue una época gloriosa
la de esta gran Pontevedra,
conformando piedra a piedra
una ciudad tan hermosa.

Hoy podemos evocar
las tertulias y debates
donde aquellos grandes vates
intentaban despuntar.

Y no es el amor que nos ciega,
pues de todos es sabido
que Pontevedra hace un siglo
era la Atenas gallega.

En política y en versos
nuestra ciudad destacaba
y quizá fuese envidiada
por otros pueblos diversos.


Entre palique y palique,
y entre café, copa y puro,
siempre había algún espurio
y se colaba un cacique.

Y casi imperecedero
de política era el clan,
llamado de Lourizán,
liderado por Montero.

Y entre la grey liberal
y aquellos conservadores,
nunca surgieron amores
pero todo era cordial.

Cuando en el Casino están,
Saluda el Sr. Landín,
sin apreciar retintín,
a su adversario Millán[i]

Y ya en la Plaza del Pan,
unos golfillos descalzos
reciben los bastonazos
de un huraño Valle Inclán.

Durante la dictadura
fueron sus calles tristonas,
y de alegría intentonas
las cercenó la censura.

Hoy en plena democracia
recuperamos la historia
recurriendo a la memoria
de estos hombres, verbigracia.

Es pues deber obligado
reconocer sin ambages
y evocar el legado,
la cultura y el bagaje
de nuestros antepasados.


[i] A finales del siglo XIX y principios del XX, Andrés Landín era director del Diario de Pontevedra, vinculado al partido liberal liderado por Montero Ríos, mientras que José Millán era el director de La Correspondencia Gallega, portavoz del partido conservador.
José M. Ramos. Pontevedra, 10 septiembre 2011