martes, 20 de marzo de 2012

¡Viva La Pepa!


Estamos de celebración,
con fastos extraordinarios,
del segundo centenario
de una Constitución.

Y se dice, que yo sepa,
que se dio a conocer
el día de San José,
y se le llamó la Pepa.

En Cádiz se la alumbró
en mil ochocientos doce,
ciudad que resulta un goce
por sus gentes y su sol.

La causa que justificó
su urgente necesidad
hay que verla en la orfandad
en la que el rey nos dejó.

Fernando Séptimo era,
y en una fuga alevosa
puso pies en polvorosa
abandonando su tierra.

Permitió a Napoleón
que nombrase como rey
a un miembro de su grey
José Primero a la sazón.

Como en el pueblo hizo mella
que aquel Bonaparte hermano
usurpase el trono hispano,
le apodó Pepe Botella.

Así pues nuestro Borbón
por la historia fue juzgado
llegando a ser denominado
Fernando Séptimo El felón.

Y por ser también amado,
pese a que hizo traición,
parte de la población
le llamaba El Deseado.

Y mientras las gentes modestas
vencían a los franceses
luchando durante meses,
con facas, hoces, ballestas…

un grupo de diputados
en conciliábulo estaban
y con celo redactaban
una Ley para el Estado.

Fue en ese momento mismo,
cuando vio la Monarquía
como su poder caía
muriendo el absolutismo.

Y Fernando, que era un trepa,
aprovechó la ocasión
y al pueblo pidió perdón
gritando: ¡¡Viva la Pepa!!


José M. Ramos
Pontevedra, 19 de marzo de 2012