lunes, 30 de abril de 2012

Las gráficas

Rama es de las matemáticas,
Realmente apasionante,
Hermosa y muy importante,
La dedicada a las gráficas,

Pues es un modo visual
De estudiar las variaciones
que experimentan funciones
cuya variable es real.

Procuraré sintetizar
Cual debe ser el camino
Para proceder con tino
Y mi gráfica trazar.

Lo primero es el dominio
Lo que se debe estudiar
que si lo erro al calcular
Falla todo el raciocinio.

El dominio es el conjunto
donde no existe dilema
y no hay ningún problema
para generar los puntos,

que en un continuo trazados,
en sistema cartesiano,
bien en el espacio o el plano,
se obtendrá lo deseado

que es una superficie o curva
de tan hermosos contornos
que yo mis ojos entorno
pues su belleza me turba.

Crecimientos y bajadas,
Los extremos y pendientes
Que obtengo muy fácilmente
Si utilizo derivadas.
Y los puntos de inflexión,
Zonas de concavidad
También de convexidad
Que presenta la función.

A efectos de dibujarla
También nos ayudaría
Estudiar sus simetrías
Pues si están, hay que buscarlas.

Y si se escapan sin pausa,
Al infinito los puntos,
Ya sabes que en este asunto
La asíntota los encauza.

Las asíntotas son clave
Para saber el destino
De la función el camino
Pues toda en el papel no cabe.

Y después de todo esto,
En pliego cuadriculado
Aplico todo lo hallado,
La dibujo y tan contento.

No seamos presurosos,
Tengamos pulso de acero
Y al coger el lapicero
No nos pongamos nerviosos,

pues luego de tanto trabajo
Sería muy lamentable
Triste y desagradable
Que la campana de Gauss
Nos saliese con badajo.


José M. Ramos, Pontevedra, 30 abril 2012

jueves, 26 de abril de 2012

El amante tenaz

Al bosque fuimos tú y yo
a recoger florecillas.
¡Oh, mi cándida chiquilla!
no era esa mi intención.

Cuando la noche estrellada
puede verse entre los pinos,
y los tojos con espinos
rasgan tu piel nacarada,

siento surgir el deseo
del sátiro libidinoso
que en mi se despierta ansioso
con la belleza que veo.

Mientras tú, querida mía,
no sientes ningún placer
y te veo estremecer
en esta noche tan fría.

¡Oh, dulce ruiseñor!
a pesar de ser tan tarde,
mi pasión está que arde
y me ahogo de calor.

E ignorando el ramaje,
acercándome a tu lado,
tan lamentable es mi estado
que quiero quitarte el traje.

Mientras tú, mi niña pura,
defendiendo tu virtud,
me empujas por un talud
y enfrías mi calentura.

Mas viéndote violenta,
enfadada y ofendida,
no me duelen las heridas
y tu hermosura me tienta.

Me levanto y me sacudo,
y escalando aquel terreno
regresa mi desenfreno
y el ataque reanudo.

Y vuelvo a querer abrazarte
y tú, ¡venga a resistirte!
y no quieres desvestirte
para que yo pueda amarte.

Y en la enconada batalla
sí de besos, no de espadas,
recibo cien bofetadas
tremendas donde las haya.

Me ofusca tu resistencia
y no entiendo tus reservas
con mis caricias tan tiernas
y mi tenaz insistencia.

Y despuntando la aurora,
dándome ya por vencido,
me susurras al oído:
¿Por qué te paras ahora?

Porque de tanto insistir
En obtener tus favores
Se apagaron mis ardores
y ahora quiero dormir.



José M. Ramos. Pontevedra 26 abril 2012

sábado, 21 de abril de 2012

Benvida sexas, morriña!

A miña querida amiga Lola Varela

Aínda que o ceo dea gritos
e deixen cego os lostregos,
traballan os xornaleiros
nas veigas do señorito.

Ó cacique dalle rabia
que paren de vendimar
e obrígalles a traballar
aínda que doa a saraiba.

O sacho dos aldeáns,
que foi arma contra Francia,
nas épocas de bonanza
é unha extensión da man.

E nos dedos saen calos
porque ó rematar a guerra
eles destripan a terra
dende o despertar dos galos.

Heroes de Pontesampaio
qué triste pago tivestes
cando a vosa vida destes
pola terra do carballo!

Só honrou a isa mocidade
a vila de Pontevedra
nun monumento de pedra
Pola súa heroicidade.

Contra o trabuco inimigo
e para parar seus canóns
Só coraxe e corazón
dende Ferrol deica Vigo.

Só con sachos e legóns,
con fouciños e valor,
combatiuse ó invasor
e fuxiu Napoleón.

E cando a guerra acabou,
ben mantido e sen feridas,
a dirixir ás súas vidas,
o señorito chegou.

Negra coma un sudario
é  a bota do cacique,
mentres se escoita o repique
a morto, nun campanario.

Era un home que finou
levando ó lombo un cesto;
deulle unha forte dor no peito
e redondiño tombou.

Deixa seis fillos e viúva
¿Qué será dos sete pobres?
Cando os nenos sexan homes
recollerán millo e uvas.

E velarán polo gando,
pasarán mil privacións
padecendo humillacións
preguntándose: ata cando?

E morrerán de igual xeito
como morreu o seu pai;
por un anaco de pan
lles espera o cadaleito.

Quizáis saian para adiante
se mercan unha viaxe en barco,
meten dúas cousas no saco,
e fanse uns emigrantes.

Mais inquiétalles unha cousa:
Mellor morrer pobre na cuna
ou rico sen fame algunha
Lonxe desta terra nosa?

Pero a sorte está votada:
hai que facer a maleta
porque de Galicia a teta
está seca e non ten nada.

E os rapaces que se van
A súa nai deixan soa,
Con dous netos e a avoa,
unha cadela e dous cans.

Ay!, como sufre isa nai.
Ten a alma desgarrada
ó ver como a súa camada
emigra para Uruguay.

E cando sae o morcego,
ela quérese morrer
Pois xa non pode crer
no Deus do que fala o crego.

Eles queren consolala
dicíndolle que han volver
pero o frío a fai tremer,
prende o lume e logo cala.

E os homes que están fartos
desa vida de miseria,
pérdense pola carreira
con moita magoa e sen cartos.

E beben licor de herbas
para as penas afastar,
pero rompen a chorar,
dicindo istas tristes verbas:

Adiós veiga, adiós naiciña,
Adiós á plantación de millo.
De Galicia vanse os fillos.
Benvida sexas, morriña!



José M. Ramos. Pontevedra 21 abril 2012

viernes, 20 de abril de 2012

Andrés Muruais

Como case todos coido
Que non existe na terra
Unha foliada gamberra
que sexa como o entroido.

Festividade da carne,
Do pracer e dos sentidos,
Para que o que estea aburrido
Noutra persoa reencarne.

Vístese de muller
o home feito e dereito
poñéndose un par de peitos
sen medo a honra perder.

O obreiro é o patrón
E o patrón é o escravo,
E se eu sigo asi non paro
De tanta transmutación.

Con un plato de filloas
E de orellas ben fretidas,
Da alma curanse feridas
E esquécense as penas todas.

Pero eu quixera evocar
A memoria dun poeta
Que foi o rei desta festa
E ó que temos que lembrar.

Amou tanto a súa terra
Que o pobo o seu nome honroulle,
E unha rúa dedicoulle
Na vila de Pontevedra.

Datos xa non douvos máis,
Abofé que o sospeitades
E a sospeita non errades
Pois falo de Muruais.

O Urco foi o seu invento
E creou toda unha lenda,
Facendo a vila en ofrenda
O mellor do seu talento.

E moito gostáballe a caza,
Pois andaba coma un can
A facer o pillabán
Piropeando ás rapazas.

Mais unha doenza no peito,
Sendo ainda un bo mozo,
Sumiuno en un fondo pozo
E levouno ao cadaleito.

E Galicia amolada
Erguiuse en rimas toda
Facendolle unha Corona
De flores moi variadas.

Que de pétalos non eran
Senon que contiñan versos
Que cheiraban á incienso
A aqueles que os leran.

Fúnebre e triste Corona
Recitada polos coros,
entre lamentos e choros
Coma o sonar da zanfona.

Mais deixounos en herdanza
Unha obra con morriña,
Na que a gaita era a raiña
Coa que se canta e se danza.

¡Cantade, todos, cantade!
Que ainda que finou Andrés,
Beilade e movede os pes
Lembrandoo con saudade.


Pontevedra, José M. Ramos 20 abril 2012

viernes, 13 de abril de 2012

El Ladrón

¡Detened a ese ladrón!
Gritan los hombres airados,
Los ciudadanos robados
En su hacienda y en su honor.

El hombre roba una hogaza
De pan mohoso en un bar,
Pues no puede soportar
el hambre que le atenaza.

Los parroquianos presentes
Consuelan al propietario
Que se lamenta indignado
Y agraviado se siente.

Mientras tanto el fugitivo
Dobla con prisa la esquina
Y la vista atrás afina
Al sentirse perseguido.

Cuando seguro se encuentra
Se acurruca en un portal
Y extrae de su sayal
El chusco que lo alimenta

Del alba al anochecer
Porque en el fondo lamenta
Haber cometido la afrenta
De robar para comer.

¡Dios mío, dame valor
Para enfrentarme a la vida
Con la cartera vacía
Y con este deshonor!

Así clama en oración
El mendigo avergonzado
Después de haber almorzado
La robada colación.

Y así, día tras día
Su calvario continúa
Y su gazuza acentúa
Su falta de valentía

Para robar en las tiendas,
Para hurtar en los comercios,
Para sisar a los necios
Un real pa la merienda.

Y ya casi siendo viejo
Su cuero está tan curtido
Y su aspecto tan consumido
Que solo tiene pellejo.

Y al llegar a la vejez
Es un hombre transparente
Para el resto de la gente
Por su extrema delgadez.

Y la muerte en su regazo
tampoco puede albergarlo,
Pues al querer abrazarlo
Se le escurre entre los brazos.

Y de la Muerte escapando
A Esta roba una tibia
Y con una tierna endibia
El pobre se hace un buen caldo.

¡Detened a ese ladrón!
Que incluso a la Parca roba,
Y aunque viejo y con joroba
Abomina el panteón.

Y cuando su vida al fin cesa
Dios, que es de pobres abogado,
Le perdona sus pecados
Y le convida a su mesa.


José M. Ramos. Pontevedra 13 abril 2012

El bautismo anticipado


Llueva, truene o caiga nieve,
Nunca dejaré de leer,
Con entusiasmo y placer,
Poetas del diecinueve.

Aunque no me lo creais
En mis manos el azar
Puso un curioso ejemplar
De un libro de Muruais.

De entrada ilusión no me hizo,
Porque el título pragmático
No me resultó simpático
Al tratarse de “O bautizo”.

Se encuentra en títulos cientos,
Entre cuentos y relatos
De múltiples literatos,
El sagrado sacramento.

Al comenzar su lectura
Ya me ganó de inmediato
Pues aquel era un buen plato
De excelsa literatura.

Nos contaba su versión,
En bellos versos rimados,
De un hecho que en el pasado
Era una superstición

De la Galicia profunda,
De la Galicia de “meigas”,
De “corredoiras”, de “veigas”,
De la hermosa y de la inmunda.

Era creencia que un mal
Mataba a la descendencia,
Con criminal insistencia,
De las mozas del rural.


Y para evitar tal daño
Se bautizaba en un puente
Al feto dentro del vientre
A la hora del “diaño”.

Cuando las doce sonaban
En el reloj de la villa,
Todo el mundo de rodillas
Del rito participaba.

La persona que oficiaba
Era un caminante al azar,
Que inocente al transitar
Por el puente atravesaba.

Y era obligación moral
Del individuo en cuestión,
Aun contraria su opinión,
Acceder al ritual

So pena de ser lanzado
Por la baranda del puente
Con peligro consiguiente
De que pereciese ahogado.

Así que sin dilación
A la mujer desvestían
Y agua bendita vertían
Sobre el vientre, en oración.

Y ya pasadas las penas,
Con agua bendita y todo,
Se buscaba un acomodo
Para disfrutar la cena

Que extraían de un gran cesto
Los asistentes al rito,
Que tras el cocido y frito
Al río echaban los restos.
 
José M. Ramos. Pontevedra, 13 abril 2012

viernes, 6 de abril de 2012

El alma errante


Sufría cruel enfermedad,
Dolor debía soportar,
Pues se hacía de rogar
La Parca en su actividad.

Por fin guadaña blandió
Y a buscarme llegó un día,
Mientras que yo profería
Graves blasfemias a Dios.

Un sacerdote a mi lado
Trataba de confesarme,
Pero después de escucharme
Huyó escandalizado.

Era tal mi sufrimiento
Que a Dios hacía culpable,
De mi dolor responsable
Y de mi estado tan cruento.

Y cuando todo cesó
Acabé dando las gracias
Por acabar mis desgracias
Y el final de aquel dolor.

Mi muerte ya era algo cierto,
Pero de pronto vi un túnel
Que a mi vista no era inmune
Pese a encontrarme muerto.

No me explicaba el misterio,
Y entonces me di de bruces
En un sembrado de cruces:
¡Estaba en el cementerio!

Mi alma, vil pecadora,
Vagaba entre mil fantasmas
Que eran de aquellas almas
Cuyo trance se demora

Por en vida haber pecado
Y deben, por penitencia,
Vivir bajo esa existencia
Y encontrarse en ese estado.

No tuvo límites mi horror,
Y ante aquellos espectros
Rogué a aquel Dios siniestro
Me devolviese el dolor.

Y de pronto desperté
Muy sudoroso en mi lecho
Con la muerte allí, al acecho,
Y recuperada la fe.

Así que, pese al dolor,
Recé hasta quedarme dormido
Pues estaba arrepentido
Por insultar al Señor.

Y cuando la Parca volvió
Blandiendo con su cruel saña
Esa afilada guadaña
Y el alma me arrebató,

Caí en lecho de algodones
Donde unos serafines
Con liras y con clarines
ejecutaban canciones.

Y como se descubre un velo
Supe que eran perdonados
Todos mis graves pecados
Y me encontraba en el cielo.

Ya el dolor me abandonaba,
Ya me encontraba mejor,
Ya me volvía el valor
Y ya el placer me embargaba.

Los angelitos cantores
Seguían con su monserga
Y continuaban su juerga
Con pífanos y tambores.

Yo me empezaba a aburrir
Y a temerme lo peor
Pues al pasarme el dolor
Me quería divertir.

Pero también era consciente
De que en el cielo divino
No bebería buen vino
Ni a moza hincaría el diente.

A un arcángel conminé,
que en una nube sesteaba,
que dijese donde estaba
el hogar de Lucifer.

Al fondo y a la derecha
Me contestó el ser alado
Con rostro de estar cabreado
Por interrumpir su siesta.

Con grandes expectativas
Mi alma allí se dirigió
Con ganas de diversión
Pese a estar en la otra vida.

Y al llegar, un diablillo,
Con un rabo y unos cuernos,
De la puerta del infierno
Alegre corrió el pestillo.

Me recibió Satanás
Que muy amable me dijo:
«¡Seas bienvenido hijo!
Muy bien te lo pasarás…

A placeres no te invito
Pero te puedo jurar
que frío no vas a pasar
y estarás muy calentito.»

Dicho esto me arrojaron
A un caldero de agua hirviendo
Donde ya estaban cociendo
A otros que antes llegaron.

Y horrísonos los lamentos
Se oyen en el infierno,
Donde el dolor es eterno,
Dónde no hay paz ni un momento.

Y mi alma hoy se agobia
hundida en ese caldero
Porque hay que ser majadero
Cayendo en trampa tan obvia.



José M. Ramos. Pontevedra, 7 de abril de 2012